jueves, enero 21

Te recomiendo...

 La novela de Mario Vargas Llosa, Travesuras de la niña mala (Alfaguara, 2006), es básicamente una historia de amor que abarca casi toda la vida de Ricardo Somocurcio y la “niña mala” (Lily, Madame Arnoux, Otilia, etc.). Él está perdidamente enamorado de ella desde la adolescencia que compartieron en el distrito limeño de Miraflores (“aquel verano fabuloso de 1950”); pero ella –menos emocional, más egoísta- sólo acepta ese amor eventualmente, hasta que abandona a Ricardo por otro hombre con más dinero. Los encuentros y desencuentros de la pareja, siempre bajo la misma dinámica, se repiten a lo largo de 40 años y en diversos países, en los que ella se presenta siempre con diferente nombre y nacionalidad.

Los desplazamientos geográficos y las insólitas peripecias de la protagonista aproximan el relato a la novela de aventuras. Después de todo, la “niña mala” es una aventurera que pasa de un amante a otro: un líder revolucionario en la Cuba de Fidel, un frívolo millonario en el “swinging London” de fines de los 60’s, un siniestro mafioso en Tokio, etc. Ricardo, por el contrario, es un anodino hombre de letras (escritor y traductor), radicado definitivamente en París, que siguiendo las huellas de su amada descubre ambientes y personajes singulares a los que dedica, en su condición de narrador, cada uno de los capítulos de la novela: El guerrillero, El niño sin voz, Arquímedes, constructor de rompeolas.

La opción por la aventura hace que la historia de amor llegue pocas veces a lo melodramático, y que más bien prime en ella el interés de la trama. El lenguaje es sencillo, sin adornos retóricos, pero trabajado con precisión; lo mismo sucede con las técnicas narrativas y con los aspectos temáticos. Por todo ello, y como anuncia el título, Travesuras... no pertenece al conjunto de las novelas “realistas” de MVLL (esos amplios retratos sociales que van desde La ciudad y los perros hasta La fiesta del Chivo) sino a aquellas otras novelas que el propio autor califica de “literarias”, hechas en base a alusiones, parodias y pastiches que el lector debe descifrar, y cuyo más cercano antecedente en la obra vargasllosiana es la novela Los cuadernos de Don Rigoberto (1997).

Las primeras reseñas han señalado que algunos de los nombres ocasionales de la niña mala aluden a obras de Flaubert, Mishima y César Vallejo. En realidad casi todos los nombres y episodios de la novela comparten ese rasgo, y el propio Ricardo da “pistas” al respecto al mencionar constantemente libros y autores. A eso se suman los guiños a la propia biografía del autor (la casa en el parisino “barrio de la École Militaire”, p.e.) y aquellos detalles que indican, con humor e ironía, que la novela (atribuida a Ricardo) tiene más de ficción que de realidad, como ese encuentro casual de Ricardo y su amiga Martine, cuyos esposos acaban de huir juntos, en “l’avenue de Suffren”.

No obstante, la novela puede leerse simplemente como una fascinante historia de amor y de aventuras, con acciones y picos dramáticos bien dosificados. O una revisión, más irreverente y cáustica que reflexiva o rigurosa, de temas como el exilio, la historia peruana de las últimas décadas (desde las guerrillas de los 60’s hasta la violencia de los 80’s), los límites entre la realidad y la ficción; y el propio lenguaje, a partir del cual definen sus identidades ambos protagonistas: Ricardo como traductor, la niña mala por su habilidad para imitar los acentos característicos de cada país de habla hispana. Travesuras de la niña mala es una muy buena novela, un divertimento literario mucho mejor logrado que Los cuadernos... o El elogio de la madrastra. 

Si deseas leerlo, puedes descargarla desde este link:

No hay comentarios: